“Adhesión inquebrantable”…, en todos los medios de comunicación de la dictadura se podía leer o escuchar esa expresión. A mí la adhesión inquebrantable se me quedó grabada de tanto ir los sábados a la sesión continua del cine Niza de Vigo en donde nos poníamos ciegos de pipas y nos aficionamos al cine aunque tuviéramos que tragarnos el NODO un par de veces, también era una frase muy socorrida en el “Diario Hablado de Radio Nacional de España”, “El Parte” le llamaban algunos, con el que tenían que conectar todas las emisoras de radio del país. En los NODO siempre salía el Dictador inaugurando pantanos, bajo palio junto a algún jerarca de la Iglesia, en la entrega de credenciales de algún embajador, saliendo de algún pozo minero con un mono blanco impoluto, presidiendo un desfile militar o entregando su Copa, la del Generalísimo, al capitán del equipo de turno.
Que menos se podía esperar de aquel que quisiera medrar en el régimen o mantener su puesto, regalías o mamandurrias. Muchos españoles, algunos lo negarán, se la ofrecían aplaudiendo y vitoreándolo a lo largo y ancho del país y sin excepción al paso de aquel Rolls Royce Phantom IV descapotable, lo recuerdo bajando la calle Colón de Vigo rodeado de la Guardia Mora a caballo y Doña Carmen a su lado, de Franco digo, — ¡Franco!, ¡Franco!, ¡Franco!— mientras ellos agitaban la mano con desdén. Había que sobrevivir, allá donde iba día libre en el cole o permiso en el trabajo para acudir a manifestar la adhesión inquebrantable del patrón al Caudillo.
Aunque pensemos que las “adhesiones inquebrantables” se mueren con los dictadores estamos equivocados, —el que se mueva no saldrá en la foto— que decía Alfonso Guerra. A Felipe González le ofrecieron la adhesión inquebrantable por el caso FILESA y GAL de igual forma que ahora se la ofrecen a Mariano Rajoy, sin olvidarme de Artur Más, Camps, Duran i Lleida, Griñan o Pujol, (padre, hijo y espíritu santo), pareciera que cientos de políticos de todas las ideologías podrían acabar con las manos abrasadas, pero no, una vez muerto el perro se acabó la rabia. Aunque los franquistas no se abrasaron por aquello de —dejo todo atado y bien atado— prueba de ello es que sus herederos ideológicos nos gobiernan.
A Rajoy todavía no le han puesto un NODO aunque Somoano hace lo que puede. A él le gustaría que los informativos de la 1 o de la 2, incluido 24H, fueran de obligada conexión por todas las cadenas, aunque a algunas no les haría falta, tal es el grado de servilismo que practican. Desde que Bárcenas ha empezado a tirar de la sábana, a la
manta no ha llegado, se han repetido las adhesiones
inquebrantables a Rajoy. En una democracia si las adhesiones inquebrantables vienen de miembros del Gobierno o de los compañeros de la dirección del partido lo puedo entender, aunque a veces vienen envenenadas, de los militantes de base y votantes menos, pero lo que ya colma el vaso de la náusea es la de algunos periodistas, tertulianos y medios de comunicación que anteponen el halago y sumisión al líder a su independencia profesional.
No hay espectáculo más vergonzante que ver en nuestro Congreso a los diputados electos por los ciudadanos aplaudiendo y jaleando a su líder sabiendo que todo lo que está diciendo es una absoluta mentira o una canallada. Es que aquí eso de las adhesiones inquebrantables no se ha olvidado, no hay más que ver a las direcciones de los partidos políticos o de los sindicatos oficiales, hay algunos dentro de ellas que se han pegado el culo con Loctite al asiento a base de no oponerse a nada, —¡Ay del que ose llevar la contraria a la línea oficial!— a los versos sueltos en los partidos les ofrecen un puestecillo en Europa, que tampoco es poco, o los mandan al vacío más absoluto y en los sindicatos otra vez al tajo, si es que alguna vez lo tuvieron.
Muchas veces me ha perdido el responder a una orden con un — ¿y por qué?— cuando no veo algo claro. No hay cosa que más me incomode desde joven que esas adhesiones inquebrantables, quizás tan solo los líderes carismáticos pero para el caso es lo mismo porque vienen con el cargo.
¿De quién es este artículo? ¿Es tuyo...? Sabrás que lo correcto y lo ético es citar la fuente. No pasa nada por eso ni hay que pagar impuestos ni nada de nada.
ResponderEliminar¡Ah, ya sé! Lo has copiado de "El Blog de Juanvi".
Ya, ya...